Pepe Risi

José Casas Toledo, "Pepe Risi" (1955-1997).
Procedencia: Madrid.
Grupos: Burning.

Fue en el Madrid de 1972, Pepe Casas "Risi" (voz y guitarra), Enrique Pérez "Kike" (también voz y guitarra) y Ernesto (batería) formaron un trío en el barrio de La Elipa. Por aquel entonces aún no se llamaban Burning, sino "algo así como 'Los cuadros divinos' pero en inglés", Risi 'dixit'.

Cantaban en inglés, pero en un inglés inventado. Ninguno de ellos conocía esta lengua, cogían palabras sueltas que les sonaban y las iban soltando una detrás de otra. Según sus propias palabras aquello parecía una mezcla de inglés y ruso.

Más tarde se les unió Antonio Martín "Toño", (marcharía del grupo, por voluntad propia, en el 82), un futbolista que Risi conocía de su barrio. Tras una juerga en un mesón Risi le pidió que entrase en el grupo. Antonio dejó su equipo de fúbol, se compró un bajo Framus y se les unió, primero como bajo, puesto que no tardó en dejar para convertirse en la voz del grupo, dejando el bajo a Enrique.

Alquilaron un 'cuartucho' en el barrio de Carabanchel por 2000 pelas al mes, allí empezaron a ensayar en serio. Fue allí donde compusieron "I'm Burning". Les gustó tanto que decidieron, en enero del 74, llamarse BURNING. A partir de este momento empezaron a tocar un poco más en serio.

Su primer concierto lo dieron en septiembre del 74, en una discoteca de Carabanchel llamada Red Gold. A partir de ese momento empezaron a tocar con frecuencia por Madrid y hasta llegaron a participar en el primer Festival Maratón de Música que se celebró en Burgos. En marzo de 1974, dentro del sello Gong creado por Movieplay, se editó su legendario primer sencillo: "I'm Burning" / "Johnny B. Good" que, en su momento, hizo bastante ruido. Poco después vio la luz su segundo sencillo, al que por cierto censuraron la portada, "Like a shot" / "Rock'n'roll", la primera de ellas incluida en el recopilatorio "Viva el rollo", (Gong-Movieplay), junto a material de otras bandas de la primera oleada del llamado "Rock madrileño".

La voz aterciopelada y chulesca de Toño Martín, la stoniana guitarra de Pepe Risi y el piano "honky tonkie" de Johnny se juntan para romper con los divos rosas y los grupetos de la canción del verano que mandaban en la época. Y surge esa "leyenda de cuero y fuego forjada en la fragua de los Rolling Stones" como les definió con su peculiar grandilocuencia Miguel Ríos. Rolling, sí, pero también los New York Dolls de Johnny Thunder, o Patti Smith, o Lou Reed.

Mientras el general Franco agonizaba en El Pardo, y cantando todavía en "inglés vallecano", dan a luz singles inencontrables con el "Johnny be good" de Chuck Berry, o con el "I'm burning" de su propia cosecha, que es ya toda una declaración de intenciones. Luego, en 1978, el LP "Madrid" representa el primer intento serio de un rock cantado en español que, fiel a las esencias llegadas de EEUU y de Inglaterra, quiere abrir las puertas a lo autóctono, a lo que enseguida sería llamado "la movida madrileña".

Ramoncín, Alaska, Loquillo, Gabinete Caligari, entre otros, reconocen la fuerte influencia de los Burning, que en esa larga trayectoria que aun hoy no ha terminado, dan al aire una equilibrada mezcla de canciones de rock guitarrero y rotundo junto a tiernas o ásperas báladas de amor y a temas más poperos y bailables.

Las canciones de Burning giran siempre en torno a vivencias propias o cercanas, a los asuntos eternos del rock and roll cantados en clave personal, trágica, romántica o festiva: las chicas, los amigos, la noche, las copas, y, sobre todo en su primera época, también las drogas, el mundo suburbial de la prostitución, los yonquis, los sueños líquidos. Siempre todo narrado entrañablemente, incluso cuando las canciones se vuelven críticas hacia las secuelas de la heroína y nos hablan de la destrucción del hermano ("Hermano", 1983) o de la amiga ("Cristina" , 1985), o de la violencia del barrio ("Chueca", 1987).

En 1979 graban su tema estrella, "Qué hace una chica como tú en un sitio como este", que por su calidad musical y también por el hecho de incorporarse a la banda sonora de la película del mismo nombre, les catapulta a una fama tan relevante como -a esos niveles de éxito- efímera.

En 1980, una nueva propuesta cinematográfica, la banda sonora de "Navajeros", da como resultado el LP "Bulevar", donde, si la temática de muchos temas gira alrededor de El Jaro, el joven delincuente vallecano, los aires musicales se aligeran, y varias canciones se remarcan con estribillos muy característicos, que apuntan ya a la incipiente "movida" del Foro.

Burning actúa en estos años del fin de los setenta y principios de los ochenta en festivales, clubs... Sin ser un grupo de éxito masivo, se les reconoce como renovadores del rock madrileño y nacional, y como les cantaba Loquillo poco después, "Pepe Risi había matado el silencio en las calles de Madrid".

Pero la historia de Burning es también la de una supervivencia a su propio malditismo. Toño Martín, el carismático cantante, abandona la banda y la música en 1982 -quiso cambiar de vida y su marcha se produjo por voluntad propia y no porque fuera despedido por sus compañeros como se aseguraba, no hace mucho, en un diario de tirada nacional. El grupo, lejos de despedirle, quedó cabreado por su marcha-. Marchó para iniciar un viaje de ida y vuelta desde las trampas del mundo urbano a la placidez de la vida rural y otra vez a la gran ciudad, Barcelona, donde moriría años después alejado de todo, ajeno a su propia leyenda.

Sólo que el rock no se detiene, y Pepe Risi y Johnny tiran del carro, retoman su vocación más stoniana, asumen las voces por mitad, como almas gemelas un poco huérfanas, y se echan de nuevo a la carretera, a desparramar ese sonido de "belleza sucia" tan inconfundible, tan de banda de barrio curtida en mil tocatas por el lado oscuro de las ciudades, de los rincones perdidos de los pueblos, entre copas y humo de cigarros, donde viven los sueños, donde surgen los amores fugaces e imposibles.

En 1990, el rock "auténtico" se pone de moda en los despachos de las ejecutivas discográficas, y la llamada de una multinacional coloca de nuevo a Burning, como en una segunda juventud, en el escaparate de los medios, con un disco en directo que recoge lo mejor de su trayectoria. En esos años salen de las cuevas, de los garitos, y llenan pabellones deportivos. Pero las ventas no están,. como no podía ser de otro modo, a la altura de las esperanzas de la empresa, y Burning vuelve a la independencia, a la noche, a los pequeños locales donde dan siempre lo mejor de sí.

En 1992, el excepcional disco "No mires atrás", destilando todas las esencias de dos décadas de rock and roll, anuncia una nueva etapa que aparentemente se verá truncada en 1997 por la muerte por neumonía del propio Pepe Risi, con solo 42 años, el 9 de mayo, mismo mes en el que se había llevado años atrás a Toño, y aun en plenitud de facultades musicales aunque con la salud muy quebrantada por la vida en la carretera, por esas "fiestas magníficas en que lo hemos pasado fetén", como le recordaba el propio Johnny el día de su muerte.